Cuando
una caricia valga menos que una moneda, cuando sean otros quienes tomen
nuestras propias decisiones, cuando nos creamos invencibles, únicos,
inmortales, imprescindibles...
Cuando ya no nos atrevamos a mirar a los ojos para decir un te quiero, cuando olvidemos cómo pedir perdón y perdonar...
Cuando confundamos nuestro número de amigos con los contactos del
facebook, cuando necesitemos contar algo y pensemos en un whatsapp y no
en un café.
Cuando nadie se atreva a hablar en público por miedo a equivocarse, cuando caer sea más normal que levantarse...
Cuando a los niños no les queden preguntas por hacer o a los adultos ganas de contestarlas.
Cuando no nos permitamos bailar bajo la lluvia, correr por el medio de una ciudad, bailar en un parque, sentarnos a ver la vida pasar.
Cuando lo más importante de nuestro día a día sea un trabajo que no nos guste y que nos consuma, impidiéndonos disfrutar.
Cuando creamos que las cosas se pueden dejar para mañana, aunque sea lo que más deseemos en ese momento, porque estemos convencidos de que, tras la noche, un nuevo día vendrá.
Cuando no nos queden ganas de reír, cuando los ojos ya no se nos empañen al oir una canción, cuando olvidemos el arte, la magia, el amor...
Cuando llegue ese momento, estaremos perdidos, ya no habrá salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario