En ese momento que se cierra con llave la puerta por la que
entrabas cada día.
Ese momento en el que recoges tus cosas, porque ya no son
necesarias.
Ese preciso instante en el que puedes hacer un balance de lo
que ha ido bien y lo que ha ido mal.
Justo en ese momento en el cual te das cuenta de que todo
aquello que dolió, todo aquello que pensabas que no podrías superar, ya forma
parte de tu pasado.
Cuando una mano se acerca, te abraza y te dice que llegó la
despedida.
En ese preciso momento, te das cuenta de que, en realidad,
la vida es simplemente eso. Y que de lo único que debemos tener miedo es del
tiempo.
Ya que cuando las cosas acaban, te das cuenta de que no hay
reloj capaz de medir tantas emociones, miedos, sensaciones, alegrías.
No hay reloj capaz de medir la vida.
Dicen que los comienzos dan miedo, que los finales son tristes y que lo que importa es el camino que queda por recorrer. Hay cosas que nunca se acaban; permanecen en nosotros para siempre.
ResponderEliminarBesos!