lunes, 13 de junio de 2016

No me digas a quién amar

No me digas a quién amar.

No te permitas levantar tu voz si yo levanto mi mano para abrazar a alguien, o escupirme cuando mi saliva toque la de otra persona en un beso apasionado.

Tampoco te atrevas a mirarme por encima del hombro cuando me arrodille esperando oír un "sí, quiero", porque ni siquiera en ese instante en el que estaré más abajo, estaré por debajo de ti.

No pienses que "aceptas" si luego dices que es incoherente. Si luego dices que la Barbie va con el Ken, que la princesa, con el príncipe. Y punto. Que no hay más realidad que la que tú quieres ver. Y lo peor es que te lo crees.

No creas que lo mío no es normal, cuando lo realmente normal es el amor y tú aún no lo has entendido.

Porque cada uno de esos actos que tú criticas son justamente eso: AMOR.


Porque, si buscas en la RAE, nunca encontrarás nada parecido a "deseo de un hombre hacia una mujer y/o viceversa", o "relación heterosexual". Que lo único que dice es que es un sentimiento hacia una persona que nos atrae y que se siente hacia ella un deseo de unión que nos completa, alegra y da energía. Pero reitero... ¡Qué sabrás tú del amor!

Si te has escandalizado por un beso y, mientras mis manos dan caricias, las tuyas aprietan gatillos.

Si, mientras que mis ojos brillan enamorados, en los tuyos sólo hay odio.

¿Todavía te atreves a decir que yo soy el amoral? ¿El antiético?

¿De verdad a estas alturas sigues diciendo que soy yo el que hace daño a esta sociedad?

De verdad, no me digas a quién amar.

Porque para hablar de eso, antes que nada, debes entender el significado de ese verbo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario