Sentir

Sentir tu olor.

Pensar en ti.

Transportarme.

Allí donde están tus abrazos,

Donde habitan todos los 'te quiero' que nos quedan por decir.

Allí, donde cualquier sueño parece posible. Donde podemos ser felices sólo por el hecho de estar juntos, de ser dos.

No me digas a quién amar

No me digas a quién amar.

No te permitas levantar tu voz si yo levanto mi mano para abrazar a alguien, o escupirme cuando mi saliva toque la de otra persona en un beso apasionado.

Tampoco te atrevas a mirarme por encima del hombro cuando me arrodille esperando oír un "sí, quiero", porque ni siquiera en ese instante en el que estaré más abajo, estaré por debajo de ti.

No pienses que "aceptas" si luego dices que es incoherente. Si luego dices que la Barbie va con el Ken, que la princesa, con el príncipe. Y punto. Que no hay más realidad que la que tú quieres ver. Y lo peor es que te lo crees.

No creas que lo mío no es normal, cuando lo realmente normal es el amor y tú aún no lo has entendido.

Porque cada uno de esos actos que tú criticas son justamente eso: AMOR.

No pido más

Que nos siga desafiando la suerte. 

Que nos sigan diciendo que nos miró un tuerto. 

Que podamos preguntarnos si abrimos un paraguas en un lugar cerrado, si pasamos por debajo de una escalera o si se nos cruzó un gato negro.

13 años.

Hace 13 años llegaba a España. El comienzo de una nueva fase en mi vida.

Pasé de Celina a Casares y, realmente, lo único que tienen en común es la letra por la que empiezan. 

En este tiempo perdí muchas cosas. Pero lo realmente importante son todas aquellas que, a la vez, fui ganando.

Te miro..

Te miro...

Siento que en tus ojos hay más verdad que en mis palabras, y que en las tuyas. Porque estamos a medias, hablamos a medias. 

Todo está lleno, pero estoy contigo. No importa lo demás. Y me vuelvo a perder en tus ojos, buscando un poco más de verdad.

¿Qué está pasando? ¿Por qué se tambalea todo?

Estaremos perdidos...

Cuando una caricia valga menos que una moneda, cuando sean otros quienes tomen nuestras propias decisiones, cuando nos creamos invencibles, únicos, inmortales, imprescindibles... 

Cuando las cosas acaban

 

En ese momento que se cierra con llave la puerta por la que entrabas cada día.

Ese momento en el que recoges tus cosas, porque ya no son necesarias.